POR UN SIGLO XXI CON MEMORIA

SENADOR RAFAEL MICHELINI
URUGUAY

Uruguay, mi país del cual soy Senador de la República, es un país de tres millones trescientos mil habitantes con un territorio de 187.000 kilómetros cuadrados. Uruguay es un país pequeño, el más pequeño de América del Sur. Armenia es más pequeña en superficie y tiene una población, en cantidad, similar a la de Uruguay. Al igual que Armenia, mi país por ser pequeño, siempre ha tenido que pelear por su lugar en el mundo y por que respeten nuestra propia identidad. Por ello somos desde siempre sensibles a la tragedia armenia y es por ello que entendemos quizás como nadie el holocausto armenio, ya que este puso al pueblo armenio al borde de su propia desaparición. No debe sorprender que mi país haya recibido a una colectividad armenia muy numerosa y que haya declarado por ley, por dos veces, al día "24 de abril" "Día de recordación de los mártires armenios", por la tragedia ocurrida a partir de abril de 1915. Dicha leyes fueron votadas por unanimidad, tanto en el año 1965, como ahora recientemente en el año 2000, en el cual tuve el honor, junto a otros senadores, de presentar la iniciativa.

¿Hay una Causa Armenia? ¿Existió el genocidio? ¿Por qué recordar la tragedia en el siglo XXI?

Obviamente para los que estamos en esta conferencia existe la Causa Armenia. Los desgarros del holocausto y del genocidio los tenemos impregnados en la piel por los propios comentarios y testimonios de los sobrevivientes, y ahora de sus hijos y de sus nietos, que desde aquella fecha, año tras año, nos lo recuerdan. Pero no necesariamente esto es así, para los que no están aquí, para los que no son de origen armenio, para los que no están familiarizados con la causa, difícilmente sepan lo que pasó y más bien sean escépticos por y ante la gravedad de la tragedia. Es que incluso gente de bien y de buena fe no puede creer el horror que se generó a partir de 1915. Es por ello que dar una respuesta afirmativa, clara y contundente, a esas preguntas es parte de la tarea. SI hay una Causa Armenia. SI existió el genocidio. SI hay que recordar permanentemente la tragedia. Obviamente es uno de los objetivos de esta conferencia.

¿Pero alcanza? Notoriamente si detalláramos con rigurosidad, y otros lo harían mucho mejor que yo, todos los hechos producidos a partir de 1915 desde aquel 24 de abril con la detención, deportación y asesinato, de mas de seiscientos armenios de Constantinopla por parte del gobierno turco como inicio del genocidio de más de un millón de habitantes, la mitad de los armenios de aquella época, para que no hubiera duda de lo ocurrido, la tarea estaría culminada. Repito; ¿alcanza para formar la conciencia mundial con lo que pasó y sacar enseñanzas hacia el futuro?

La globalización, las estrategias internacionales de cara a la nueva realidad del mundo, los problemas en el medio oriente, la caída de la Unión Soviética, el mundo unipolar con un EEUU omnipresente, la trabajosa consolidación de la Unión Europea, los conflictos en el Cáucaso, dejan poco lugar para el tema de los DDHH, y del recuerdo del genocidio armenio. Es más yo me pregunto; ¿cuántas naciones realmente lo han condenado y hasta qué punto en la propia Turquía, vastos sectores de la población no lo siguen justificando?

¿Cuántos armenios de las nuevas generaciones, hijos y nietos de aquellos de la diáspora y el exilio, les interesa hablar del genocidio o de los derechos humanos y recordar la tragedia Armenia? Seguramente muchos. Pero no todos y quizás éstos últimos, legítimamente, estén preocupados por su sustento diario en cada uno de los países que les tocó vivir, a sus padres o abuelos en suerte, más que preocupados por lo que ocurrió a principios del siglo XX, tan lejano a los tiempos de hoy. Por eso es bueno recordar una y otra vez las palabras del Ingles Lord Bryce cuando en su alegato, el 6 de octubre de 1915, en la Cámara de los Lores, sobre la causa Armenia entre otras cosas expresaba; "La totalidad de la población Armenia, en cada ciudad y en cada aldea, fue arrojada fuera de sus casa, tras una requisa en sus habitaciones. Los individuos eran lanzados a la calle; algunos hombres fueron reducidos a prisión, y allí se les dió muerte, después de someterlos a tortura en algunos casos; a los demás hombres, con las mujeres se les hizo marchar fuera de las poblaciones. A cierta distancia de estas se las separaba. Los hombres eran conducidos a algún lugar en la montaña, en donde los soldados, o las tribus Kurdas, llamadas a colaborar en la obra de exterminio, les daban muerte a balazos o a bayoneta.".

Sin embargo no basta con contar la historia, con sólo recordar. Tampoco alcanza con expresar la precariedad de paz que vive hoy Armenia, que naturalmente nos conmueve. O vincular los problemas de hoy, que naturalmente tienen una intima relación, a más de 600 años de tragedias y de historias de persecución. Para atar aquel pasado a este presente y por lo tanto generar la simpatía y la solidaridad del mundo. Porque así Armenia estuviera con la paz definitivamente concertada y con fronteras seguras, yo me pregunto: ¿no estaríamos igualmente acá convocados? Porque no estamos reunidos por el pasado, y vaya que aquí ese pasado está tan presente, tan vivo, estamos reunidos por el futuro, el nuestro y el de nuestros hijos, no solo el de los armenios, sino el de todo el mundo.

De nada valdría hablar del pasado y ha nadie convocaríamos solo evocando la historia. Es más seguramente quien habla aquí no estaría, si pensáramos que hablar de los derechos humanos hoy en general, o del genocidio Armenio en particular es un tema del pasado. Afirmo que es un tema que involucra el futuro de las nuevas generaciones.

Por supuesto que no olvidamos los hechos y en el caso del holocausto armenio citamos y recordamos permanentemente la -Circular oficial remitida, por Talaat (Ministro del Interior), Enver (Ministro de Guerra), ambos en el ejercicio del Poder Ejecutivo de Turquía, y refrendadas sus firmas por el Doctor Nazim, Secretario Ejecutivo del Partido Unión y Progreso, a las autoridades locales del Imperio, fechada el 15 de abril de 1915, que decía entre otras tantas cosas lo siguiente: "...el gobierno que representa al Islam y al pueblo turco y el Comité de Unión y Progreso, pase lo que pase, para anticiparse a la Cuestión Armenia en cualquier lugar y forma, y aprovechando las facilidades que nos brinda el estado de guerra, han decidido acabar con esa cuestión de una vez por todas, deportando a los armenios a los desiertos de Arabia, exterminando ese elemento espúreo, de acuerdo con las instrucciones secretas recibidas."-

Pero el recuerdo de lo hechos, el ponerlos de manifiesto permanentemente, el ejercitar la memoria sobre lo ocurrido, no es una acción de tener los ojos en la nunca y vivir del pasado o cultivar una sensibilidad humana, especial y romántica digno de la sociedad moderna. ¡¡¡NO, una y mil veces NO!!!. De lo que estamos hablando es del futuro, de las nuevas generaciones, de cómo se violaron los derechos humanos frente a los ojos de todos e igual los hechos ocurrieron. Entonces si de lo que se trata es del futuro, y si del futuro estamos hablando, no se puede construir sobre bases endebles, o que revivan las tragedias pasadas.

¿Alguien aquí puede asegurar, que más allá de todos los adelantos tecnológicos, las libertades conquistadas, la comunidad internacional, la libertad de prensa, que no va a volver a ocurrir otro holocausto? Ya no solo me refiero a Armenia, me refiero que aquí en esta sala alguien pueda asegurar con toda tranquilidad de espíritu, que en ninguna parte del mundo se va a volver a repetir el genocidio armenio o el judío. Y si no podemos asegurarlo, entonces que quede bien claro que no estamos hablando del pasado cuando hablamos del pasado, sino que interactuamos con ese mismo pasado y con las nuevas generaciones para que el aprendizaje quede marcado a fuego hacia el futuro.

Es por ello que el siglo XXI, no debe ser un siglo de olvido, de pérdida de valores, de construcción de la des-memoria. Por el contrario es el siglo, el Siglo XXI, de la reanimación de esos valores, de la recordación permanente de las tragedias y de la construcción de la memoria. POR UN SIGLO XXI CON MEMORIA. Y esa memoria, tiene que ser una memoria activa. Activa; porque promueve la lucha en defensa de los derechos humanos; porque contribuye a la construcción de la tolerancia y por lo tanto denuncia de los atropellos y persecución por discriminación de cualquier especie; y porque no olvida las tragedias del pasado para que estas no vuelvan a repetirse ¡¡¡NUNCA MAS!!!

Para esa lucha obviamente que no empezamos de cero. Muchos han dejado su palabra, su fuerza, su sangre y han caído en defensa de esos valores que defendemos. Hoy levantamos nuestra voz en honor a ellos. Ellos, los que no están y han sufrido nos han dejado un trecho recorrido. Son ellos los que nos han dicho que contamos, en esta lucha, con infinidad aliados. Que no estamos solos. Desde Organizaciones no Gubernamentales de defensa de los derechos humanos a lo largo y ancho del planeta hasta la opinión pública mundial que rechaza y condena este tipo de atropellos. Pero yo quiero destacar tres aliados en esta lucha, quizás los más importantes, los que debemos cultivar permanentemente y que sin ellos estaríamos completamente desnudos y desguarnecidos. Estos aliados son los de siempre, que quizás en la época moderna y consumista que vivimos hoy, adquieren todavía mayor relevancia. Ellos son: la Libertad, la Verdad y la Justicia.

La Libertad, es esencial para poder denunciar las violaciones a los derechos humanos desde el mismo momento en que ocurre. Para que la gente denuncie, vía Partidos Políticos, Organizaciones no Gubernamentales, sindicatos, los atropellos y la prensa informe y publique condenándolos. Sin la libertad somos siempre más débiles y estamos a la merced de los inescrupulosos.

La Verdad, los hechos que denunciamos son ciertos y ocurrieron. Es ella la que nos protege del olvido. Por eso los victimarios niegan los hechos, porque los pone al desnudo, ante la opinión pública, ante sus familias y ante su propia conciencia. Por ello es fundamental ser rigurosos. Denunciar lo que esta confirmado, sin agregarle ni un punto ni una coma, para proteger y no devaluar nuestra palabra y por lo tanto no devaluar la verdad misma de los hechos.

La Justicia, porque es la contracara de la impunidad, que detenta el que cree que todo lo puede. La justicia es la herramienta precisa para combatir esa misma impunidad. Y solo es eficaz, en esa lucha, si actúa en forma ecuánime e independiente y con todas las garantías del debido proceso. Solo así será reconocida por todos, que esta por encima de todos, incluso de los más poderosos.

Estos tres aliados, son nuestros aliados más fundamentales. Por eso es muy importante que los hechos que se denuncian sean ciertos, así como es esencial tener la libertad para hacer dichas denuncias y que actúe, por lo tanto, una justicia independiente. Por ello necesitamos que en los casos de violaciones de los derechos humanos, la justicia salte las fronteras, y por eso aplaudimos con toda nuestra fuerza al Tribunal Internacional a instalarse en Roma. Para que los genocidas sepan que no tendrán el silencio de la comunidad internacional y que se les acabaron los refugios que les otorgaba la impunidad local.

Quiero terminar haciendo un homenaje; Cuando el parlamento uruguayo, en 1965 voto por unanimidad que "el día 24 de abril" sea el "Día de recordación de los mártires armenios", y que yo sepa fue Uruguay el primer país que aprobó una ley en tal sentido, no solo estaba condenando el genocidio, hecho esencial, sino también por ley, reivindicando la lucha del pueblo armenio. La iniciativa fue llevada adelante por seis diputados. Uno de ellos, Zelmar Michelini, mi padre, que luego fuera Senador y uno de los exponentes más importantes en defensa de los derechos humanos de mi país, que pago con su vida la defensa de sus convicciones, ya que fuera asesinado por la dictadura uruguaya, de los años setenta, cuando estaba exiliado en la Argentina, en mayo de 1976. Muchos años antes de su martirio, el ya estaba solidarisandose por la causa armenia y era activo en la defensa de los derechos humanos de los armenios. Por él hoy también levanto mi voz, en su homenaje, fue él, el que nos enseño que;

¡¡¡LA CAUSA ARMENIA ES LA NUESTRA, Y NUESTRA CAUSA, LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS, ES LA CAUSA ARMENIA!!!



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